sábado, 1 de enero de 2022

MONOGRAFICO DEL DOMINGO : Don Florencio Jardiel, recibe en el año 1912, a la Infanta Isabel de Borbón en Zaragoza.


 

                            ( En la imagen a la derecha , Don Florencio Jardiel )

 

Esta semana, en nuestro " Monografico del Domingo ", se lo queremos dedicar a la figura de Don Florencio Jardiel,  y con él recopilar una fotografia inedita del año 1912, ( es decir hace 110 años ), cuando visito Zaragoza, la Infanta Isabel de Borbón y Borbón, conocida como " La Chata ", hija primogenita de la Reina Isabel II, hermana se Alfonso XII, Princesa de Asturias, y segun las malas lenguas, hija bastarda de un señor muy bien plantado y orgulloso llamado Manuel Ruiz de Arana. De ahi en adelante, en los circulos mas cercanos, se le conoceria como la " Araneja ".

A la derecha de la fotografía podemos ver al Dean  del Cabildo, a Don Florencio Jardiel, que cuando se tomo esta fotografía tenia 68 años, y fue realizada por el fotografo Luis Gandú Mercadal, en el Museo Provincial, donde podemos ver a la Infanta visitando una exposición de pintura.


                                  ( Fotografia de la Infanta Isabel de Borbón, " La Chata . " )


Su afición a rodearse de gente en la calle, su trato cercano y su saber estar, le granjearon simpatía entre la población española y más cuando aparecía en sus múltiples viajes por la geografía española con el traje regional. Esta popularidad hizo que en Madrid le dedicaran la calle Princesa y, sobre todo, cuando se proclamó la II República en abril de 1931 y la familia real de Alfonso XIII hubo de exiliarse, el Gobierno republicano provisional le permitió quedarse en España. Fue, pues, la única de la familia Borbón que pudo haber permanecido en territorio español pero ella, haciendo causa común con su sobrino Alfonso XIII, marchó al exilio donde moriría a los pocos días de haber llegado a Francia.

 Jardiel Dobato, Florencio. Híjar (Teruel), 15.XI.1844 – Zaragoza, 28.VII.1931. Sacerdote, canónigo, predicador y capellán real, historiador, académico de Bellas Artes en San Luis de Zaragoza.

Cursó Filosofía, Teología y Derecho Canónico en el seminario conciliar de San Valero y San Braulio, de Zaragoza. En estas dos últimas facultades, obtuvo los grados de bachiller, licenciado y doctor, en 1864, en el seminario central de Toledo. Ordenado sacerdote el 19 de noviembre de 1868, fue destinado al seminario sacerdotal de San Carlos Borromeo, de Zaragoza, donde permaneció doce años, como director y dedicado a confesar, predicar y dar misiones en los pueblos de la archidiócesis cesaraugustana. 

 

En 1880 se posesionó de un beneficio en la parroquia de San Miguel de los Navarros, disfrutándolo hasta 1885, en cuya fecha tomó posesión de una canonjía en la catedral metropolitana para la que había sido nombrado el 4 de junio por el cardenal Benavides. Más tarde, fue promovido a la dignidad de tesorero, luego a la de arcipreste del Pilar y en 1906, a la de deán. No salió nunca de Zaragoza y en esta ciudad desempeñó todos los ministerios que le fueron confiados desde el principio de su carrera sacerdotal: director de la Asociación Teresiana, de la Pía Unión de San Antonio, de la Asociación de Señoras de la Vela y Oración ante el Santísimo Sacramento, de la Conferencia de Señoras de San José, de la Congregación de Siervas Seglares del Santo Hospital de Nuestra Señora de Gracia, de la Asociación de Señoras para la visita domiciliaria y de la Escuela Dominical de Nuestra Señora del Pilar.

Fue secretario del Segundo Congreso Católico Nacional, promotor en el Concilio Provincial, celebrado en Zaragoza en 1908 por el arzobispo Juan Soldevilla Romero; decano de la Facultad de Derecho en el seminario pontificio cesaraugustano; fiscal de la diócesis, examinador sinodal, y, alguna vez, en ausencia del mencionado arzobispo, gobernador eclesiástico.

 

El rey Alfonso XII le nombró su predicador y capellán de honor en 1883, y el mismo cargo de capellán desempeñó durante muchos años en la Real Maestranza de Caballería de Zaragoza. Fue durante treinta años director-presidente de la Real Sociedad Económica Aragonesa de Amigos del País (en la que fue elegido socio el 7 de diciembre de 1883), presidente del Patronato Aznares desde su constitución y, además, vocal de la Junta Provincial de Instrucción Pública, de la Comisión Provincial de Fomento, de la comisión que entendía en la publicación de los Cronistas Aragoneses, de la Comisión provincial de Monumentos y del Patronato de Museos. La Real Academia de Bellas Artes de San Luis, de Zaragoza, le nombró académico de número en 1898, siendo, asimismo, socio correspondiente de la Real de Bellas Artes de San Fernando y de la sevillana de Buenas Letras; socio de mérito del Ateneo de Zaragoza, de las Sociedades Económicas Matritense, Barcelonesa, Compostelana, Reusense y otras. Le fueron concedidas las siguientes distinciones: caballero Gran Cruz de la Orden Civil de Alfonso XII, caballero Gran Cruz de la Real y Distinguida Orden Americana de Isabel la Católica, Medalla de Oro del Centenario de los Sitios, Medalla de Oro de la ciudad de Zaragoza y Medalla de Plata de Alfonso XIII.

Fue enterrado en su pueblo natal y su sepultura fue profanada por los anarquistas del ejército republicano en 1936, al comienzo de la persecución religiosa.

 

Conferenciante brillante, intervino en el Ateneo de Madrid, el 21 de marzo de 1892, con motivo del centenario de Colón, con un discurso sobre El venerable Palafox; fue mantenedor en los Juegos Florales celebrados en Zaragoza en 1901; pronunció varios elogios fúnebres, entre ellos el del general Mario de la Sala Valdés, y el elogio del maestro de capilla, Domingo Olleta, leído en la sesión celebrada en su honor por la Real Sociedad Aragonesa de Amigos del País. Intervino en el Congreso Eucarístico celebrado en Lugo y en la solemne sesión de apertura de la Asamblea de las Cajas de Ahorros, presidida por el Rey. Además, pronunció las oraciones fúnebres del papa Pío IX, predicada a la Juventud Católica de Barcelona; Ramón Pignatelli y Moncayo, del rey Alfonso XII; de Miguel de Cervantes Saavedra; de Pedro Cerbuna del Negro, fundador de la Universidad de Zaragoza, y la pronunciada en el templo metropolitano del Pilar, en presencia del Rey en las solemnes honras celebradas en sufragio de las almas de los héroes de los sitios, y numerosos sermones.

 

Por los años de 1869-1870 fundó y redactó, en unión de Gregorio Mover y Mariano Ripoll, un semanario católico titulado El Pilar de Zaragoza. Años después de haber cesado en su publicación este semanario, Manuel Simeón Pastor dio vida a otro, católico también, con el título de El Pilar, de cuya redacción entró a formar parte, desde luego, encargándose de su dirección a la muerte del fundador y desempeñándola largo tiempo; uno y otro semanario publicaron numerosos artículos y poesías suyas.

 

 

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